El año de 1841 marcó el inicio del alumbrado público en Guatemala. Un ataque o incidente violento contra el entonces presidente, Rafael Carrera, dio origen a la orden del gobierno para iluminar de manera artificial las calles y avenidas de la ciudad capital.

Carrera caminaba una noche por la 8a. avenida y 8a. calle de lo que hoy conocemos como zona 1 cuando ocurrió el incidente que lo dejó herido. Se dice que el ciudadano José Amaría Andrade lo hirió con un cuchillo por algún problema familiar, aunque también se menciona que solo fue una discusión de calle.

El Presidente consideró que la iluminación era necesaria para evitar incidentes como el que sufrió y ordenó que todo el comercio colocara un farol, que debía encenderse a las siete de la noche.

“La ciudad de Guatemala tenía encargados de encender y apagar los faroles, los famosos serenos, quienes hora a hora revisaban los faroles y gritaban la hora: ‘Las 12 en punto y todo sereno'”, indica una nota publicada en la página del INDE.

Inicia el servicio eléctrico

Los faroles se usaron casi durante 45 años hasta que vinieron a Guatemala las primeras lámparas incandescentes, en 1886. Ese avance también significó un paso más hacia el desarrollo de otras ciudades importantes.

En un artículo publicado por el ingeniero Roberto Gutiérrez se indica que Quetzaltenango fue la primera ciudad de Guatemala y Centroamérica, en 1889, en utilizar el alumbrado público en el Palacio Municipal y parque central.

En el caso del municipio de Villa Nueva se indica que el alumbrado público se empezó a instalar en 1926. Es decir que en tres años se llegará a los 100 años de este servicio esencial en la vida de las comunidades.

Hoy los villanovanos cuentan con alumbrado que contribuye a la seguridad, promueve el desarrollo y las actividades recreativas, pero además, prioriza el cuidado del ambiente por el uso de tecnología LED, eficiente por el ahorro que representa y porque no contiene elementos contaminantes como mercurio, plomo u otras sustancias perjudiciales para la salud.