Espacios iluminados favorecen el ornato
Una ciudad oscura o no bien iluminada, es sinónimo de inseguridad, subdesarrollo y hasta de insalubridad. Donde no existe alumbrado público se ocultan los delincuentes, no pueden extender su horario los negocios y se establecen sitios usados como basureros.
En espacios iluminados las comunidades se sienten seguras, el comercio tiene posibilidades de crecer y se cuenta con un mayor control sobre la limpieza de las áreas.
Así como un malhechor aprovecha la obscuridad para atacar a su víctima, muchos sectores de las ciudades son convertidos en basureros cuando falta la iluminación. La falta de este servicio es aprovechada por algunos vecinos que consideran que nadie los ve y pueden botar sus desechos.
Un orgullo de los vecinos
Cuando las ciudades cuentan con alumbrado público eficiente, sus barrios, plazas, calles y avenidas, así como cualquier otro espacio público de uso común, cambia por completo.
Los vecinos sienten confianza y se muestran orgullosos porque la iluminación lleva consigo orden y limpieza. Lo que se ve se puede mejorar y apreciar mejor en todo momento.
El ornato no es solo responsabilidad de las autoridades. Todos los vecinos tienen la posibilidad de contribuir para que las vías y lugares públicos estén ordenados y limpios.
Acciones como barrer el frente de la vivienda, pintar las paredes o simplemente no botar basura en la calle, contribuyen a una ciudad donde se sienta gusto por vivir.
El alumbrado público es el complemento. Cuando llega la noche se puede extender la jornada laboral o se inician las horas de entretenimiento. Qué mejor que visitar un parque o disfrutar del deporte preferido en canchas bien iluminadas y limpias.