Cómo evitar la contaminación lumínica

La iluminación artificial es necesaria para cumplir con las tareas diarias y para disfrutar de momentos de distracción, descanso o de ocio. Las actividades fuera de la luz natural pueden continuar cuando se cuenta con alumbrado en los distintos ambientes, dentro o fuera del hogar.

Pero se debe prestar atención al exceso y uso innecesario de iluminación artificial. Esto lo que se conoce como contaminación lumínica. Generalmente se representa en imágenes de las grandes ciudades que opacan o impiden contemplar la estrellas o la luna.

Pero la exageración de luz artificial tiene otras implicaciones para la vida silvestre y el descanso del ser humano. Se afecta el medio ambiente debido a diversos factores como el uso incorrecto de la iluminación.

Por ejemplo, las lámparas de alumbrado público deben enfocarse en prestar visibilidad al peatón y al conductor. Esa garantía de seguridad implica iluminar solo la vía utilizada. La luminaria no es para alumbrar los árboles alrededor, pues estos son los efectos negativos que alteran la vida silvestre.

Villa Nueva es buen ejemplo del uso eficiente del alumbrado público. La iluminación está diseñada para apoyar la visibilidad en los tramos carreteros, parques u otros centros de uso público.

Ahorrar siempre es la mejor opción y por ello la energía no debe desperdiciarse, y menos alterar la vida silvestre o interrumpir el descanso de las personas.

Dentro de la vivienda también se puede hacer uso eficiente de la iluminación artificial. Dormir con las luces apagadas y sin interferencia, permite un mejor descanso.

Todos podemos contribuir para reducir la contaminación lumínica. Si hay luces fuera de la vivienda, solo deben usarse si es necesario. Pueden ser focos ahorradores (LED) y que se enciendan por movimiento.

Esta tecnología contribuye con un grano de arena en los esfuerzos por proteger el ambiente y no alterar la vida silvestre y humana.

Fotografía Sahsa Kaunas, Unsplash