Aunque parece obvio comentar sobre cuáles son los beneficios de la electricidad, pocas veces nos detenemos a pensar cómo sería la vida sin este recurso.

Primero debemos mencionar que la electricidad es una forma de energía, que la electricidad no significa luz, pero sí produce la iluminación. Son datos sencillos, pero que ayudan a dimensionar la importancia de este servicio vital en la vida moderna. De la electricidad derivó la energía eléctrica o luz artificial.

Durante los últimos 30 años los llamados apagones afectaron a menos comunidades, pero hubo un tiempo en que el subsector eléctrico enfrentó problemas de generación y era frecuente quedarse sin energía eléctrica.

En esas circunstancias muchos hogares recurrieron a la iluminación con candelas, veladoras y hasta candiles. Los alimentos que requerían congelación se arruinaban y, en fin, el impacto negativo para las personas y sus familias, así como los negocios, era alto.

La vida no es posible

Sin la electricidad la vida sería imposible para muchas personas o más complicada. Empezando por quienes requieren atención en hospitales o quienes viven en lugares con demanda de calefacción.

Antes del uso extendido de este recurso, se usaban otros medios -que todavía se utilizan aunque en menor medida- para cubrir las necesidades del ser humano, tanto para cocinar alimentos, para prodigar calor y otras atenciones.

La energía eléctrica revolucionó el mundo y marcó otro punto para el desarrollo de la humanidad. En años más recientes, las personas entran en alarma si no pueden “cargar” sus celulares o computadoras. Es un servicio esencial.

La electricidad es, por tanto, sinónimo de desarrollo y sus aplicaciones no tienen límite. El alumbrado público es una de las tantas variantes de gran beneficio para la seguridad, trabajo y entretenimiento de las comunidades.