Antes de 1700 no existía el alumbrado público. Al llegar la noche se cerraban las puertas y nadie salía de sus comunidades o viviendas sin autorización.

El alumbrado con luz artificial inició en algunos países de Europa y Norteamérica. Razones de seguridad llevaron a las autoridades a establecer un sistema mínimo de iluminación.

En Guatemala, como en muchas otras naciones del continente, antes de la independencia patria (1821) se estableció un grupo de vigilantes conocidos popularmente como “serenos”. Estas personas fueron las precursoras de los cuerpos de vigilancia.

Entre otras funciones, se encargaban de encender las velas colocadas en los faroles instalados afuera de algunas viviendas de aquellas solitarias calles. Parte de sus funciones era caminar por las calles y gritar la hora y el estado del tiempo. De ahí surgió su apodo porque decían, por ejemplo: “las dos de la mañana y serenos”.

Guatemala pasó muchos años así, con ese alumbrado rudimentario. Después de las velas se usó gas, en el gobierno de Rafael Carrera (1844-1865) y, finalmente, en 1885, se introdujo el uso del alumbrado eléctrico que sigue evolucionando hasta nuestros días con tecnologías más avanzadas.